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cos con perfección, usando cánticos, moniciones, silencios y peticio– nes espontáneas. La formación ocupa también un lugar importante a todos los niveles. Como formación humana se estudia piano, guitarra, pintura, borda– do y mecanografía. La formación espiritual y teológica se hace a través de cursos de Sagrada Escritura, Liturgia, estudio de las Constituciones Generales y largas reuniones comunitarias y de revisión de vida. Tienen como medio de sustentación el trabajo, ocupándose en la confección de almohadones para una fábrica de Zaragoza. Uno de los proyectos de futuro más inmediato es hacer en el monasterio una casa de acogida y también, mejorar la participación litúrgica de los fieles en las eucaristías. Los Seglares Franciscanos siempre han tenido su sede de reunión en este monasterio, donde celebran con las Hermanas las principales fiestas franciscanas. El monasterio posee un buen archivo que comenzó a ordenarlo el capuchino P. Florencio Huarte, recientemente fallecido. Entre los documentos y libros de crónicas se conserva un tríptico que el Papa Pío V regaló a Don Francisco Antonio Sallent, Obispo de Valencia, y que este regaló posteriormente a sus Hermanas Clarisas y a la Comu– nidad. Contiene el tríptico un Santo Cristo que es una joya y a cada lado, en oro, San Juan y la Virgen; los ladrones están representados en pintura y la caja que encierra el tríptico está forrada con tela adamas– cada, de gran valor. Esta Comunidad de Clarisas, rejuvenecida por la presencia de cinco Hermanas mejicanas, vive con ilusión la Regla de Santa Clara y espera que llegue el día en que el Señor les bendiga con nuevas vocaciones. -53-