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El rey don Fernando VII les autorizó reedificar el convento, al cual se trasladaron el 15 de febrero de 1815. El otro acontecimiento que conmovió a España y a las Comunida– des Religiosas fue la Ley de Desamortización de Mendizábal en 1835. El Monasterio de Santa María de Jerusalén no estuvo afectado por esta ley de exclaustración. El motivo fue que se había convertido en una "escuela para niñas". Sin embargo, este monasterio cumplió con una misión muy her– mosa, siendo la casa de acogida de otras Comunidades franciscanas. Catorce años moraron allí las clarisas del Arrabal, cuatro años las de Santa Catalina de Zaragoza y diez años las monjas de Santa Lucía. En esta misma línea de acogida y hospitalidad fraterna siguió el Monasterio de Jerusalén con motivo de la guerra civil española de 1936. La Comunidad acogió en sus viejos muros a 22 Clarisas de Gelsa de Ebro, una de Malina de Aragón, dos de Lérida y otra de la Divina Providencia. Unidas en una misma fe y espíritu franciscano, vivieron todas fraternalmente como si hubieran sido una sola comunidad. Jun– tas pasaron estrecheces y alegrías, cantando las divinas alabanzas, por espacio de tres años. 3. Nuevo Monasterio En el año 1940, el monasterio ubicado en el Paseo Independencia Nº 19 desde su fundación, estaba deteriorado y apuntalado por varios sitio. Necesitaba una seria y profunda reparación, y además, el plan urbanístico de la ciudad les obligaba a hacer unos porches en la facha– da del monasterio. Al estar carentes de fondos para emprender tales obras, decidieron vender todo el monasterio. Después de muchas contrariedades, problemas y desvelos quedó cerrado el contrato de venta y se compró el solar en lo que actualmen– te es Paseo de Isabel la Católica 10. Allí se construyó el nuevo monas– terio de Santa María de Jerusalén, que cuenta con una hermosa huerta para sustento de las religiosas. La iglesia es sencilla, pequeña y acoge– dora. Tiene un altar dorado presidido por la Inmaculada y acompaña- -38-