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María Luisa Gabriela de Sabaya y su hijo el príncipe de Asturias Luis I entraban cada día para asistir a los Santos Oficios con todo su majes– tuoso acompañamiento. También el 11 de octubre de 1860 visitaron el Monasterio la Reina Isabel II con su esposo, acompañados del Sr. Arzobispo San Antonio María Claret. Allí oraron y besaron los pies de la imagen de Nuestro Señor del Huerto. Esta preciosa imagen, aparecida a una santa monja en este monasterio en 1616, la Comunidad venera y conserva como un inmenso tesoro en la actualidad. La Guerra de la Independencia A estos siglos de gloria, esplendor y santidad del Monasterio, siguió un tiempo de cruz y desolación con motivo de la guerra de la Independencia. En la memorable jornada del 4 de agosto de 1808, las religiosas tuvieron que abandonar el monasterio. Dos de ellas murie– ron en manos de los franceses y las restantes huyeron, refugiándose en el templo de Nuestra Señora del Pilar. Después, pasando una verdade– ra odisea, atravesaron los campos de Cariñena y Bajo Aragón. Y por fin, embarcaron en un puerto alicantino hasta la isla de Mallorca. Allí fueron acogidas con mucha caridad por las Hermanas Clarisas del monasterio de Santa Clara. A pesar de tanto dolor y sobresalto, el Señor nunca les abandonó, y ellas en todo momento permanecieron fieles a su amor y a su vocación. En marzo de 1814, ayudadas por doña María Teresa Ballabriga, viuda del infante de España don Luis de Barbón, pudieron regresar a Zaragoza. Tras su llegada, la Comunidad de Clarisas de Santa María de Jerusalén se instalaron en San Juan de los Panetes. Su querido monasterio estaba destruído y arruinado. 2. Restauración del Monasterio La guerra había dejado destrozado y saqueado el monasterio. Prácticamente lo perdieron todo, ya que las religiosas sólo conser– van algún pergamino, cuadros e imágenes de valor.
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