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pesar de su padecimiento moral y material, nunca decayó su espíritu de penitencia y oración. 4. Los estragos del cólera El 31 de julio de 1885 penetró el cólera asiático en el monasterio de las clarisas. En los anales de su historia es una fecha registrable. Cinco religiosas afectadas murieron en el mismo día, entre ellas la Madre Abadesa y la Vicaria. En su enfermedad contagiosa se habían ofrecido al Señor como víctimas voluntarias para la salvación del pue– blo turolense. De modo menos fulminante fueron atacadas del cólera hasta once religiosas más. Y otras cayeron enfermas con menos gravedad. Ante esta situación, el Obispo permitió que entrasen al monasterio tres señoras seglares para que pudieran prestar algunos servicios a la Comunidad. E incluso el mismo Obispo se hizo presente en el monas– terio, visitando a toda la comunidad y nombrando Madre Abadesa a la hermana Concepción Martín, el uno de agosto de 1885. Y además, consiguió para las religiosas una valiosa ayuda económica de los fieles de Teruel. 5. Las reliquias de los patronos de Teruel Dos discípulos de San Francisco de Asís, Juan de Perusa y Pedro de Saxofarrato, son considerados los Copatronos de Teruel. Estos dos franciscanos se encontraban en Teruel el año 1220. Después de evan– gelizar la ciudad, pasaron a Valencia donde encontraron el martirio en el año 1228. El rey don Jaimel de Aragón fue quien trajo personalmente a Teruel las reliquias de estos santos mártires. Durante muchos siglos las guardaron los Religiosos Franciscanos, en su preciosa iglesia góti– ca, situada en las márgenes del río Turia. Fue el año 1835, cuando al ser clausurado el convento franciscano por la ley de Desamortización de Mendizábal, pusieron a salvo las reliquias de los Santos Mártires, colocándolas en el Monasterio de las -30-
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