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Al igual que todos los monasterios de las hijas de Santa Clara, las capuchinas siguen en su empeño de fidelidad a la vocación contempla– tiva, con muchas horas de oración, de culto litúrgico y de Formación Permanente, estudiando los nuevos documentos eclesiales y los escri– tos y espiritualidad de Santa Clara. En las horas de trabajo manual se dedican a la limpieza de ropas de iglesia, labores de encargo y planchado. Durante los último años se ha realizado en este monasterio la con– veniente adaptación de la Clausura, siguiendo la nueva normativa de la Iglesia. También tienen una parte del monasterio dedicada a "Casa de Acogida," a la cual acuden con cierta frecuencia pequeños grupos de jóvenes, que se sienten muy felices haciendo sus Convivencias, junto a la paz del ambiente, y el testimonio alegre y fraterno de las Religiosas que les acogen. "En realidad, la vida entera de Clara era una Eucaristía, porque, al igual que Francisco, ella elevaba desde su clausura una continua "acción de gracias" a Dios con la oración, la albanza, la súplica, la intercesión, el llanto, la oferta y el sacrifi– cio"'. (Carta de Juan Pablo JI a las Clarisas) -124-