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gian a esta excelente y auténtica hija de Santa Clara y la huella profunda que dejaron impresa en este monasterio su solicitud y amor maternales y el ejemplo de su fervor monacal. Las horas diñciles ante las guerras La vida del monasterio de las capuchinas de Gea transcurría llena de paz y alegría, como la frescura y limpieza de los ríos que descien– den de la Sierra de Albarracín. Pero pronto llegaron las tormentas. La Guerra de la Independencia costó a España un saldo abundante de víctimas, y también, algunos monasterio tuvieron su éxodo, herói– camente sufrido. En 1809 este monasterio se ensanchó para albergar durante algún tiempo a 15 Capuchinas del Monasterio de Calatayud. Fue un abrazo de hennanas y desde el primer momento, las fugitivas se vieron acogidas con las mejores muestras de amor. Tras el paso de esta guerra, la evolución política de la sociedad española se fue enrareciendo. Uno de los hechos que más afectó a este monasterio tuvo lugar en los años 1853-1854. Una orden del goberna– dor D. Tomás Collados, quiso abrir como una brecha en la clausura que las monjas guardaban con escrupulosidad. Tenían que elegir ante este dilema: O beneficencia o enseñanza. Con gran dolor en el corazón la Comunidad tuvo que optar por la enseñanza. Quiso Dios que aquel magisterio obligado sólo durase cuatro años, volviendo la vida del monasterio a su cauce de siempre. Después de muchos años de paz en que no había noticias especta– culares en la vida del monasterio, llegó en 1936 la explosión de la Guerra Civil española. Días tristes de muertes entre hermanos y des– trucción de casas, iglesias y conventos. También las religiosas de este monasterio de Gea tuvieron que emprender un día el camino incierto del destierro. Fue el día 26 de agosto de 1936. Previo el consejo del Sr. Obispo, las Capuchinas salieron hacia Teruel, donde recibieron una tierna aco– gida en el monasterio de Santa Clara. Cuatro meses después, tuvieron que recibir albergue en el convento de las Carmelitas de Teruel, donde se fundieron por algunos días tres Comunidades, unidas en una misma fe y amor. -122-