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30 religiosas capuchinas que componían la Comunidad, tuvieron que abandonar el monasterio y huir hacia la ciudad de Tortosa. Después de sortear muchas dificultades en su largo viaje, llegaron a dicha ciudad el 21 de marzo, donde permanecieron hasta que pasó el peligro. El 5 de febrero de 1810, volvieron a Caspe 14 religiosas, quedan– do el resto en Tortosa, de donde pasaron más tarde a Reus; y final– mente con fecha de 17 de septiembre de 1813 tuvieron la dicha de regresar todas las supervivientes. Sin embargo, aunque habían pasado todo el peligro, el gozo no era completo. Como condición imprescindible para volver a habitar el monasterio, se les obligó a abrir una escuela primaria para niñas. Con todas las molestias que esto suponía para su vida contemplativa, las Capuchinas tuvieron que aceptar esta condición. La Guerra Civil española Otro acontecimiento doloroso para este monasterio fue el de la Guerra Civil española. La cronista lo resume en pocas líneas. El 25 de julio de 1936, llegaron a este monasterio un grupo de milicianos con la idea de matar a toda la Comunidad. Sus perversas intenciones no se llevaron a efecto, gracias a la intervención de personas del pueblo que estaban muy agradecidas por la labor educacional gratuita, que las Hermanas habían prestado. La Madre Abadesa Dominicana Irurzun bendijo a las 20 religiosas con el santo Crucifijo y todas unidas en una misma fe y dispuestas a dar su vida por Cristo abandonaron el monasterio. Al salir del santo convento, todavía pudieron ver con lágrimas en los ojos el espectáculo dantesco del fuego, devorando la iglesia y el monasterio; y en una gran hoguera: el retablo, las imágenes, cuadros, ropas de altar, libros y documentos del archivo. Conducidas como presas por el grupo revolucionario, fueron tras– ladadas a una casa vecina, donde les obligaron a quitarse los hábitos y vestirse con ropas civiles. Por la noche fueron repartidas por diversas -117-

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