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Después de la renovación conciliar, la liturgia se ha enriquecido notablemente en la Comunidad. Se ha acomodado una capilla para que los fieles laicos participen con ellas en la eucaristía y Liturgia de las Horas. La gente las siente cercanas y amigas y quedan enriquecidas con sus celebraciones. Las Hermanas saben hermanar las normas de la clausura con la acogida cordial y fraternal que ofrecen con amor a cuantas personas se acercan a este monasterio. Tienen libertad de movimiento para salir a Cursillos que organiza la Federación de Clarisas Capuchinas, ya que son conscientes de la formación humana y religiosa que necesitan hoy. La clausura en sí no es un fin, sino un medio, para la mejor realización de su vida contemplativa. De esta forma, sigue hoy viva Santa Clara de Asís, que fue mujer de su tiempo, pero diferente, dando rumbos nuevos a aquella sociedad que, algo parecida a la nuestra, era dominada por el afán de tener, de dominar y de disfrutar. Las seguidoras de su espiritualidad intentan ser como Clara pobres, sencillas, humildes y llenas de amor de Dios que saben trasmitir a todo el que se acerca al monasterio. ;i,:! '·J' ~:: «EL TIEMPO DE LA PRUEBA ES BREVE, EL PREMIO SERA ETERNO», (Sa,nta Clara de- Asís) -114-

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