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Durante la Guerra Civil española de 1936, también nuestro Monasterio de Capuchinas de Huesca tuvo que pasar horas muy angustiosas. El capellán castrense P. Daniel de Larraínza, capuchino, permaneció en la hospedería de este monasterio durante todo el tiem– po de la contienda, siendo el consuelo de soldados, seminaristas, sacerdotes y religiosos. En junio de 1937 la situación se empeoró mucho en Huesca, pero las monjas Capuchinas no abandonaron su querido monasterio, excep– to dos religiosas que por razón de salud fueron trasladadas al monaste– rio de las Capuchinas de Tudela. Allí permanecieron firmes, elevando al cielo incesantes súplicas por la paz de España y la reconciliación de los hombres. Varias bombas cayeron sobre el convento e iglesia de las Capu– chinas, pero la Virgen del Pilar las protegió evitando desgracias personales. 3. Construcción de un nuevo Monasterio El empuje de la vida moderna industrial, con el "Polígono Ruise– ñor", arrastró a las Capuchinas a la construcción de un nuevo monas– terio a las afueras de la ciudad. El religioso capuchino P. Vicente Ara se encargó por parte de la Comunidad de realizar las gestiones necesa– rias para su edificación. El arquitecto de la obra fue el Sr. Victorián Benosa y el construc– tor el Sr. Tomás Carnicer, ambos residentes en Huesca. El año 1969 tomaron ya posesión las Clarisas Capuchinas de su nuevo monasterio, situado en Avda. Dr. Artero 49. Y la iglesia se ben– dijo e inauguró en 1970. Las monjas trasladaron todos sus valores his– tóricos, como el retablo e imágenes de la antigua iglesia, y las coloca– ron en la nueva. Lejos de la ciudad, en medio de una alegre campiña y con buena carretera a su lado, las Capuchinas comenzaron con ilusión una nueva andadura de su historia en Huesca. -98-

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