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5. Nombramiento de Viceprefecto de la Misión El P. Agustín de Frías comenzó de nuevo su tarea evangelizado– ra con los difíciles indios. Su celo apostólico y sus dotes de gobier– no le hicieron acreedor a ocupar un puesto de gran responsabilidad, como era el de Viceprefecto de la misión de Cumaná. Fue el 25 de junio de 1668 cuando el P. Francisco de Jerez escribió una carta como Comisario y en virtud de los poderes que tiene del P. General, en la cual nombraba Prefecto de la misión al P. Pedro de Berja, diciéndole: "Nombro por Viceprefecto de la misión al P. Fr. Agus– tín de Frías, el cual con los demás Padres de la Provincia de Aragón asistirá en la Provincia de Cumaná, dirigiendo y gobernando dicha misión en aquellas partes en que procurará Vuestra Caridad conser– varlos y guardarlos con mucho celo, no impidiéndoles, cuando sea necesario, bajar a Caracas, cuando Vuestra Caridad juzgare ser necesario en los casos comunes; pero si se ofreciera alguno particu– lar de grave necesidad, podrá ir con la obediencia del dicho P. Vice– prefecto..."'. Uno de los problemas que desde su cargo de Viceprefecto tuvo que afrontar el P. Agustín de Frías fue el de los indios. Como cuenta el P. Francisco de Tauste, durante una temporada el comportamiento de los indios fue bueno..." con el trato de los religiosos se domestica– ron de modo que por dondequiera andaban libremente los españoles, trataban y contrataban con los indios, sin el menor riesgo, y así cari– bes como los demás naturales iban a las ciudades de los españoles; abriéronse caminos por todas partes... Pero el año 1669 empezaron otra vez las guerras e inquietudes de los indios y la ocasión fue los malos tratamientos de algunos españoles menos atentos, que anda– ban por sus tierras quitándoles las amacas en que dormían, el algo– dón y otras alhajillas que elfos usan, y aun llegándoles a dar de palos y pescozones, y aún algunos, poco temerosos de Dios, violándoles las mujeres, y, no pudiendo sufrir tantas injurias, resolvieron tomar otra vez las armas contra los españoles..."'. Fueron, pues, los mismos españoles los causantes de que los indios se levantasen en armas contra los misioneros y los indios que 8. TAUSTE, Francisco de, en RIONEGRO, Relaciones, I, 96. -94-

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