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PRESENTACIÓN Muchos aragoneses contribuyeron con su capacidad y esfuerza a construir la ingente obra de la colonización de América. A esa tarea, Aragón no sólo aportó militares prestigiosos, sino también exploradores, juristas, predicadores y artistas, que perpetuaron en la nueva América su nombre a través de su relevante trayectoria en los más diversos campos de la actividad humana. La obra que tengo el gusto de prologar se centra en la contribu– ción de nuestra tierra en el campo religioso y más en concreto la relacionada con la orden de los Capuchinos. Tal como señala su autor en la introducción, su recorrido se fija especialmente en la labor que estos aragoneses llevaron a cabo en la provincia de Cumaná en Venezuela. Al margen de su propio valor testimonial, estos aragoneses demostraron la importancia de ser fiel a los propios ideales, a las convicciones personales, a la propia espiritualidad. En pleno albor del siglo XXI, en una sociedad donde priman los valores materiales y el individualismo, este mensaje mantiene su plena actualidad. Me atrevería incluso a decir que puede servirnos de referencia a quienes, en circunstancias difíciles, estamos intentando construir un Aragón equilibrado, solidario entre sus grupos sociales y sus terri– torios. La generosidad y entrega que estos capuchinos aragoneses derrocharon en su evangelización marcan unas pautas morales y de actuación de plena validez en estos momentos. Esta realidad evidencia, junto a otros muchos aconteceres histó– ricos, que los aragoneses podemos mirarnos en el espejo de nuestro pasado común con orgullo y debemos recordar especialmente aque– llos siglos en que nuestra tierra y nuestra gente simbolizaron una voluntad de universalidad y de proyecci6n hacia el exterior. Emilio Eiroa García Presidente de la Comunidad Autónoma -7-