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l VIII. LABOR EVANGELIZADORA Al mismo tiempo que los misioneros aragoneses trabajaban en la promoción humana y cultural de los indígenas, se ocupaban en su objetivo primordial de anunciar el Evangelio de Jesús. No fue tarea fácil. El misionero capuchino P. José de Carabantes dice de los indios de Cumaná: Que eran poco dóciles y además "su memoria es también muy menguada por lo que hay que trabajar mucho para que lleguen a retener las oraciones, los misterios de la fe y las demás cosas que les enseñamos" 32 • El misionero P. Nicolás de Olot expone con sencillez el método práctico que tenía de evangelización: "El modo que tengo en educar– los es que, a lo que sale el sol, se toca a misa y acuden los indios. Se les enseña todo el catecismo. Vienen a las siete hasta quince mucha– chos a la escuela y, dada la lección, les hago decir el Padrenuestro, Avemaría, credo, salve y artículos con sus preguntas en español. A las dos vuelven y hacen lo mismo, cantando toda la doctrina en su lenguaje, en éste hombres y mujeres, haciéndoles a lo último sus pre– guntas"''. Al paso de los años, la fe cristiana fue arraigando con fuerza en los pueblos indígenas de Cumaná, de forma que las acciones litúrgi– cas de la iglesia se hacían con gran solemnidad. Es el P. Lorenzo de Zaragoza, misionero en los finales del siglo XVIII quien dice que los oficios divinos se tenían en las iglesias con gran solemnidad, que se cantaba la misa por los muchachos en el coro y que durante ella 32. CARABANTES, José de, "Relaciones de las Misiones"... op. cit., pp. 103-104. 33. NICOLÁS DE OLOT, "Breve y compendiosa relación del viaje que hicieron a las Indias Occidentales ocho religiosos de la Seráfica Religión de los Capuchinos de la santa Provincia de Cataluña, el año del Señor de 1680". (Archivo Provincial de Capuchi– nos de Cataluña. Convento de Sarriá). -49-

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