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CONCLUSIÓN Con cierta frecuencia, incluso entre católicos, se hace un juicio global negativo de la evangelización americana, llevada a cabo prin– cipalmente por los españoles. Frente a esta forma de pensar, quiero recoger las palabras del actual Arzobispo de Santo Domingo y Pri– mado de América, Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez. El pre– lado americano afirma que hay que reconocer que hubo errores, abu– sos y arbitrariedades por parte de muchos colonizadores y hombres de Iglesia. Pero también hay que reconocer con la misma autentici– dad "que la mayoría de los que se aventuraron a cruzar el océano con propósito evangelizador, fueron hombres de gran talla, virtuosos, capaces de grandes sacrificios, incomprendidos, calumniados y per– seguidos muchas veces... ignorar esto sería una ignominia". Y añade el mismo Arzobispo un criterio muy digno de tenerse en cuenta: "Otra advertencia que se impone aquí es que no se pueden juz– gar hechos del siglo XVI y posteriores con la mentalidad nuestra de hoy. Lo que en estos tiempos puede y debe parecernos en muchos casos algo absurdo y monstruoso, en aquella época era visto de manera muy diversa y enjuiciado con criterios totalmente distintos a los nues– tros. Esto significa que debemos aceptar una evolución en el modo de concebir el mundo, la historia y las realizaciones del hombre..."'. Lo que está fuera de duda es que los capuchinos aragoneses fue– ron a evangelizar Venezuela con un gran espíritu de propagar la fe, y desde el primer momento se comprometieron en la promoción huma– na de los indígenas con la creación de pueblos y la erección de escuelas. Su entrega llegó al heroísmo, al morir muchos envenena– dos por los mismos indios, cuando habían sido los primeros en defender sus derechos humanos atropellados por las autoridades colonizadoras. 1. Declaraciones del Arzobispo Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez, en la revista "El Pilar" Nº 4.927, Zaragoza, 24 de febrero de 1991. - 171 -

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