BCCCAP00000000000000000001211

11 ª. Teniendo en cuenta que muchos indios huían a los montes, los misioneros debían hacerles volver, pidiendo auxilio a los corregidores. 12ª. Que no se debía permitir el trato de los indios reducidos con los otros, puesto que estos, cuando iban a las poblaciones, no iban sino a pervertirlos y a incitarles a que volviesen a los montes. 13ª. Que debía prohibirse el aguardiente de caña, puesto que era causa de embriaguez y además los indios empleaban en ello cuanto se les daba. 14ª. Teniendo en cuenta que los tratantes iban a los pueblos a vender sus cosas a los indios y engañaban a estos, el corregi– dor no debía permitir en manera alguna estuviesen allí más de dos o tres días, y por otra parte, no en casa de indios. 15". Que tanto los misioneros como el corregidor no debían per– mitir viviesen en las poblaciones misionales, personas vaga– bundas, de mal ejemplo, etc.. 16ª. Como los corregidores no tenían suelo, y por otra parte, los pueblos no podían pagarles por no tener labor de sementera, ordenaba que todos los años se hiciese una labor de semen– tera a su favor. 17ª. Asimismo, para mantener al Padre misionero y a los sirvien– tes, debían hacer igualmente todos los años una sementera de comunidad a su favor, y esta sementera debía ser de tres almudes de maíz, dos de yuca y una de arroz en cada pue– blo; en el de Santa María, por los gastos y demás, serían cuatro almudes de maíz, 3 de yuca y uno de arroz. Todo ello se entendía aparte de los 50 pesos, por lo cual se consideraba suficiente para su manutención. 18ª. Puesto que estaba mandado por cédulas reales que se hicie– sen dos pueblos españoles, uno en la ribera de Cocuísas, a una legua de Santa María, y otro en los valles de tierra firme, cercano al pueblo de San Francisco... quedaban obli– gadas las comunidades a acudir con peones para hacer. la iglesia del pueblo de españoles y sus casas de bajareque... -133-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz