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cuerpo, y el rostro y casi todo el hábito, y vio que los paños menores no se quemaron siendo de lienzo, y esto responde. A la cuarta pregunta dijo que todo lo que lleva dicho y declarado es público y notorio, pública voz y fama y la verdad so cargo del juramento que lleva hecho, en que se afirmó y ratificó, y lo firmó con su merced, y dijo ser de edad de diecinueve años, pocos más o menos, y que no le tocan las generales, y así lo dijo y declaró. Don Lorenzo Márquez Valenzuela. Francisco del Peral. Ante mí, Gaspar Cabello, nota– rio público"'. El testigo de esta declaración, Francisco del Peral, era Alguacil mayor y regidor de la ciudad. Prometió formalmente decir la verdad con juramento ante Dios y la señal de la Cruz. Podríamos citar el resultado de otros testigos, pero todos coinci– den en lo más sustancial del martirio. El P. Miguel de Albalate del Arzobispo merece estar en los alta– res, como San Sebastián y tantos otros mártires del santoral cristiano, que murieron por la causa de Cristo y su evangelio. Aunque no lo veamos canonizado por la Iglesia, el pueblo de Albalate puede tener el orgullo de saber que uno de sus hijos ha muerto con la palma del martirio. 9. Tanto la carta del P. La Puente como la copia auténtica de estos informes y declaraciones se encuentran en AGI, "Santo Domingo", 192. -113-

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