BCCCAP00000000000000000001210

CAPÍTULO 111 traerlo aquí, ya sea como testimonio de un Hermano que ha empezado su camino hacia los altares, y también como testimonio de actividades que han realizado ambos conjuntamente y de la buena armonía que mantuvieron siempre. * * * En los años en que tuve la fortuna de colaborar con el Hno. Basilio Rueda -y fueron muchos- admiré su capacidad de trabajo, su espíritu religioso, su amor a la Iglesia, y al propio Instituto, su amistad cordial y fiel. Colaboré con el Hermano Basilio, cuando él se encontraba en Quito como responsable por el Movimiento por un Mundo Mejor. Yo era responsable en Bogotá. Me invitó algunas veces para cursos de ejercitaciones; pero recuerdo sobre todo dos encuentros que organizó genialmente, ayudado por los señores Conto Patiño, Francisco Salazar, Crespo, etc. para políticos, sin distinción de partidos. Por respeto a cada uno de los participantes se acordó no tener actos religiosos en común; pero ellos mismos hicieron que se orase desde el primer día. Dicen que tuvo consecuencias favorables en unificar criterios respecto de la reforma agraria y de otras medidas políticas en favor del pueblo más pobre y marginado. El segundo de esos momento precedió de algún día a la muerte de Juan XXIII, cuya personalidad y doctrina tanto nos había servido en aquellos días. En estos encuentros el Hno. Basilio no intervino apenas en las exposiciones, pero fue el corazón del encuentro. Nos dio un gran ejemplo de eficiencia, caridad y humildad. En los años 1967-1969 -no tengo anotadas las fechas- me invitó a dar algún cursillo a los Hermanos de la Casa del Escorial. Había seguido atentamente el Concilio y desplegaba una actividad notable, que luego fue prodigiosa, para estar en contacto con cuantas personas creíapodían

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz