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_______ L_A_IN_F_"A_N_C_IA_._Y_L_O_S_A_Ñ_O_S_D_E_F_O_RMA __ CI_Ó_N___ ~CEJ La tuberculosis, la obediencia y la Providencia. El P. Jaime. no estudiará. El primer destino es decisivo para el resto de la vida, porque da la directriz sobre la que, seguramente, correrán los trabajos, las aficiones, los escritos de cada uno. ¿Qué habría ocurrido si el P. Jaime hubiera seguido la carrera de Ciencias, en una universidad civil. .. ? La perspec– tiva era una humilde cátedra en Lecároz, en nuestro Colegio de segunda enseñanza, para veinte, treinta, cuarenta años... El Señor lo sabe y su Providencia reina en todo. Miradas las cosas con nuestro alcance, no será presunción decir que, en este caso, el no estudiar lo que se proyectaba fue gracia. Estamos deteniendo nuestro relato, por las consideraciones apenas apuntadas. Pero concluyamos el Año de Elocuencia, que duró de agosto de 1949 a julio de 1950. Fue un año de enfermería: "Retirado en la Enfermería", así lo anota el P. Jaime en sus papeles. Se entiende que es la Enfermería de Estella. Pero el año en sí, que teóricamente preparaba a los neosacerdotes para lanzarlos, impetuosos, ala vida apostólica, ¿qué había sido, o qué estaba siendo? "Agua de borrajas". He aquí un testimonio vivo, de confidente a confidente, pensando sobre aquel pomposo Año de Elocuencia. El P. Lázaro Iriarte, primera figura entonces, en la educación de la Provincia, le responde al P. Jaime a mitad del curso: "Por lo que me dice, veo que el curso de Elocuencia es una vez más agua de borrajas, y todo por no llegar de una vez a tomarlo en serio, sobre todo, por no pensar en el hombre que lo ha de sacar a flote; porque en estos asuntos, no son los sistemas ni la buena voluntad lo que da éxito, sino el hombre providencial. Ahoraandan aquí algunos coristas pensan– do en pedir a los superiores que se adopte una organización más seria para dicho curso; el P. Tarsicio de Azcona ha enviado desde Roma un

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