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EL CARISMA Y HERENCIA DEL P. JAIME Siervo de Cristo Hombre cultísimo, hombre prudente a quien se acercaban para pedir consejo, hombre propuesto en unmomento como candidato a obispo 339 , hombre tiernamente llorado a su muerte, nuestro hermano el P. Jaime fue simplemente un Siervo de Cristo, siervo fiel, que gastó su vida al servicio del Evangelio. ¿Había que confesar? Allí estaba él, dispuesto a cualquier servicio menudo. ¿Una celebración para una quinceañera, para la presentación de un niño o una niña de tres años? Aunque tuviera objeciones pastorales por tal y cual circunstancia..., allí estaba él. Se podía contar para lo grande y lo pequeño, porque él fue muy franciscano y sacerdote, que no aspiró a puestos de honor ni de prestigio. Allí estaba él como Siervo de Cristo. Y Cristo lo ha recibido para siempre consigo. Jaime, hermano, ¡vive con Cristo! Cuautitlán Izcalli, 16de marzo de 2005 asa Así se desprende de alguna información reservada de archivo.
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