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@u CAPITULO IX concluyó diciendo: «Hay momentos en que cuesta hacer la voluntad de Dios. Estoy experimentando lo que es hacer la voluntad de Dios, en medio del dolor». Antes de labendición, el hermanoEusebioHemández, nuevamente leyó la carta-mensaje del P. Rufino. Debido a que ya era tarde y no se podíanhacer los trámites necesarios para el sepelio, la mayoría de las hermanas y los hermanos tuvieron que regresar a sus comunidades. Sin saber todavía la hora del funeral, continuamos velando su cuerpo. Más tarde, como a las 7:30 p.m. llegó el P. Max OFM Conv 327 • Con otros dos hermanos. Después de estar un rato de velación el P. Max expresó su deseo de celebrar la Eucaristía. En la homilía manifestó la profunda amistad que los unía. El P. Max fue testigo de que al P. Jaime le encomendaron misiones muy especiales, por parte de la diócesis de Cuautitlán; él las cumplió con fidelidad y responsabilidad. Terminó su homilía haciendo una oración muy personal, espontánea y expresiva acerca del P. Jaime, de su amistad, su cercanía y su ayuda espiritual. Por la noche, nuevamente llegaron el P. _.i\rturo Bustamante, los jóvenes y algunas representaciones de la Orden Franciscana Seglar para celebrar la Eucaristía. Ellos tuvieron el gesto caritativo de pedir a las hermanas que se fueran a descansar, pues se encontraban cansadas y agobiadas. Así su celebración tuvo la peculiaridad de la presencia franciscana seglar únicamente. Dos hermanas que participaron en la celebración quedaron muy impresionadas al ver el gran cariño que le tenían al P. Jaime. Realizaron gestos muy significativos al final de la misa. Abrazados todos, formaron un círculo alrededor del féretro, cantaron y echaron las típicas ..porras" de la füFRA. Ellos permanecie– ron en vela el resto de la noche. El último día fue la preparación para el sepelio. En ningún momento 327 El P. Max (Maximiliano) Gangi es el superior del estudiantado de los Hermanos Menores Conventuales, cercano a nuestra casa, y, por parte de la diócesis, Delegado para la Vida Consagrada.