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CAPÍTULO IX EL DÍA Y LA HORA La muerte del P. Jaime acaeció el viernes 1 de octubre de 2004, a las 6.15 de la tarde. He aquí para nuestra memoria, y especialmente para quienes fueron testigos directos, la secuencia de aquellos episodios finales, vividos con hondos sentimientos de veneración y fraternidad 323 • 323 A la hora de la muerte, el que suscribe se encontraba en España, con billete de regreso para el día 7 de octubre. Llegué el día 8. Al punto, acompañado de mi Viceprovincial, P. Juan María Castro, fui al convento de capuchinos de Las Águilas (México, D.F.) y conversé con el P. Claudio Zudaire, hermaro del difunto, que tras los funerales regresaba a su fraternidad de Texas. Volví a mi fra:ernidad de Cuautitlán lzcalli, ahora con la celda vacía de nuestro hermano. Se encontraba el P. Jesús Arrondo, Asistente de las Federación de Capuchinos, de la Federación del l\orte. El P. Arrondo había mandado a la Provincia, con el fin de que fuera publicado, un escrito con este título Adiós, P. Jaime: Una gran persona, un sacerdote ejemplar (l. El tránsito, 11. La persona), ahora publicado en ICAM (1 nformación Capuchinas México) año IX, número 42, octubre-diciembre 2004, pp. 42-44. El mismo artículo en BIM (Boletín Informativo de los Hermanos Menores Capuchinos de México), n. 56, diciembre 2004. - Estaban todas las hermanas, testigos de los dolorosos sucesos; estaba hermana Miriam de la Luz González Castillo (de la comunidad de Cortazar,. Gto.), que en los primeros mementos le atendió en la habitación. Con todos estos testimonios vivos está escrito este relato de la muerte del P. Jaime. En TEX-CAP, Boletín Informativo, Hermanos Capuchinos de Texas n. 158, octubre 2004, aparecieron las siguientes páginas: CEc1uo ZuDAIRE, In memoriam, 290-291; Nota del Ministro general, JoHN CoRRIVEAU: carta a Fr. Juan María Castro, Ministro Viceprovincial (Roma, 8 octubre 2004) 292; fr. RuF1No MARÍA GRÁNDEZ, Testimonio cristiano, 292-293 (No es, como se dice, "homilía en al misa funeral en San Antonio de Panplona", sino un "testimonio cristiano" enviado, a modo de adhesión, desde España, que se leyó en la capilla, "corpore insepulto"; P. José María, El querido P. Jaime Zudaire, 293.