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ROMA (1974-1990) (wl Para encuadrar los 16 a:flos del P. Jaime en Roma El lector de estas páginas, si quiere entender la vida del P. Jaime en los 16 años que pasó enRoma, tiene que transcender los límites escuetos de estavidapara hacerse cargo de la circunstancia que ladetermina. Allí fue con unamisión: laTerceraOrden. Al pronunciar estas palabras, a los que podemos hablar con unamiradatendida a lo que hemos conocido de la Orden Tercera, aparecen a nuestros ojos los fervorosos grupos de terciarios que han rodeado, en tiempos pasados, nuestros conventos. Han vivido espiritualmente al amparo de los hermanos, los cuales para ellos eran casi todo. Esta visión de la Orden Tercera experimenta a raíz del Concilio un viraje total, y se opera en los terciarios algo nuevo, no conocido en siglos anteriores, un cambio hacia unas realidades nuevas, similar al que se ha operado en el contexto de lavida religiosa. Aparte del cambio social que ellos han experimentado, para que no se hable de una estadística de tres millones de terciarios, como antes se hablaba -serán 700 mil, y cada vez más mayores-, el cambio ha sido en profundidad, al ir a las raíces, como nunca había ocurrido anteriormente en la historia. La misión del P. Jaime en Roma, junto con la de los otros Asistentes generales(OFM, OFMConv, TOR), vaaserladepromoveractivamente este proceso espiritual del canbio. Serán necesarios una.Reg/anueva, y unas Constti'ucionescorrespondientes a esa Regla, con su propio .Ritual y Estatutos. Emergen nuevos organismos como el Capítulo general de la Orden franciscana seglar y el Consejo general, instituciones que un lector no avisado no las percibe. La antigua Orden Tercera, ahora más bien Orden Franciscana Seglar, constituye una familia por encima de la asignación a las diversas obediencias. Esta tarea del cambio requiere mentes lúcidas, expertos en franciscanismo, en derecho, en espiritualidad. Pero el trabajo se va a hacer en comisiones y, en parte, en anonimato. Ahí va a poner su