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y los de otras naciones que pueden contar con ayuda econó– mica de sus respectivos países; - trabajar preferentemente con los métodos y medios del lugar; - promover los distintos proyectos en nombre de la comunidad capuchina y no a título personal; - utilizar los criterios de la economía fraterna ya indicados en el VI CPO para las donaciones recibidas para las misiones. Al elegir nuevas presencias favorézcanse las de las Iglesias locales donde no se espere de nosotros una gran estructura pastoral o social sino más bien el testimonio franciscano. Procu– remos también ir al encuentro de las solicitudes de las Iglesias locales donde aún no existe una presencia franciscana. En esto nos puede ayudar mucho la colaboración de los hermanos y de las hermanas de la familia franciscana. Nuestra aportación a la vida eclesial desde la minoridad ha de tener tres fines: anunciar el Evangelio, implantar la Orden y ayudar a formar la Iglesia. Quizá el segundo habría de pasar a tercer lugar y el tercero a segundo. Para estos trabajos se dan cinco propuestas: • Evitarsignosdepoder y de estatussocia!· lo interesante sería que además de no haber signos de esos tampoco haya estilos de vida que los sustenten 87 • • Evitar la desigualdad entre hermanos nativos y extranjeros: sobre todo cuando la desigualdad viene de que estos pueden disponer de dinero y los otros no. • Hacer un trabqjo demisión con losmedios dellugar.· no esperan– do siempre la ayuda que viene de fuera considerando a las provincias "ricas de la Orden" como la "vaca lechera" a la que siempre se puede ordeñar 88 • 87 Hay que decir que en este mundo moderno de la imagen, los signos adquieren un valor relevante. Por eso hay que ser más cuidadoso. Ciertos signos como el vestido clerical o religioso puede ser uno de esos signos de desclasamiento social. 88 La intervención del Hno. A. Besungu dejó en el aire el planteamiento sin resolverlo desde
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