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y en el mundo resplandeciese más clara la imagen de Cristo pobre, humilde y dedicado al servicio de los hombres, espe– cialmente de los pobres (cfr. Const, 8, 2). Viviendo nuestra opción de vida fraterna en la minoridad como un don de Dios, ofrecemos a toda la Iglesia y al mundo el anuncio de una esencial propuesta evangélica. En la vida según nuestra identidad fraterna y minorítica reconocemos la base de todo nuestro apostolado y la primera forma de misión evangélica para un efectivo testimonio de comunión total en la diversidad de los carismas y de los ministerios, vividos en nuestras fraternidades. b. El Fundador quiso que entre sus frailes ninguno fuese llamado prior, sino que todos indistintamente se llamaran sencilla– mente hermanos menores (cfr. Rnb VI, 3-4). Es la minoridad la que califica y caracteriza nuestra fraterni– dad. Por eso, en la Orden ningún hermano es más grande que otro, sino que todos son iguales en dignidad porque par– ticipan de la misma vocación a la fraternidad. Por tanto "procediendo con verdad y sinceridad de corazón, tengamos una gran familiaridad mutua, y con caridad deespíritu, sirvá., monos y obedezcárnonos de buen grado unos a otros" (Const. 167, 1). c. Por tanto el VII CFO afirma y ratifica que: - la única profes ón de fraternidad evangélica nos hace a todos "hermanos menores" sin distinción alguna; - las circunscripciones, las fraternidades locales y todos los hermanos deben animarse a vivir el primado de la vida fraterna en minoridad como la primera forma de nuestro apostolado; - en el ejercicio de cualquier tipo de ministerio, a todos los niveles, se debe promover la participación de todos; - es necesario que en las diferentes áreas de la Orden los nombramientos y las elecciones para todos los cargos y servicios deben ser accesibles a todos los hermanos sin ningún tipo de distinción y reserva (cfr. Const. 84, 5);

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