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sión del tema del leproso como texto central de la vida franciscana y sus consecuencias, la certeza de que Francisco estuvo enmodos menores en su ámbito social, la contemplación desde la minoridad cosa que modi– fica la práctica orante y quizá pueda devolver el camino de la oración a muchos hermanos, etc. Podemos decir que la mirada a la espiritualidad franciscana no ha sido anquilosante y fósil sino bien viva queriendo leer los textos desde la novedad del hoy. e:{) Laprqfécfa nunca muere Una de las consecuencias que sacaron algunos hermanos es que, más allá de nuestra indudable mentalidad y comportamiento sistémicos, la profecía no muere. Ésta nos vino dada en la reflexión de unos cuantos ponentes, en las sugerencias de algunos grupos, en lo inesperado de que algunas proposiciones saliesen a flote, etc. El peso de lo sistema es grande en la Orden, pero en ella anida también un buen caudal de profecía que, sin duda, irá dando su fruto. e) Afiinpor concretar Era uno de los intereses más explícitos. Al hermano lector de las proposiciones quizá le parezca que la concreción es todavía poca. Pero, respecto a otros CPO creo que hemos avanzado. Y si no se llegaron a concretarmuchas cosas porque la Orden como estructura tiene unmiedo cerval a la concreción, lo cierto es que el esfuerzo fue notable por parte de muchos hermanos del Consejo. Téngase en cuenta, por otro lado, que muchas de las concreciones que habrían de dimanar de las proposiciones del Consejo son las propias circunscripciones las que habrían de hacerlo e incluso los propios individuos. f) Nuevo vocabulario El modo expresivo del CPO desvela también los intentos de novedad. No es que sea algo llamativo, pero no se puede negar que hay expresio– nes que evocan una novedad deseada: el que nos digamos de una vez
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