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NÉSTOR ZUBELDÍA BARSELÓ DOLOROSA "Para subir al madero no le prestéis escalera: que están flagelando el cielo los ayes de la Doncella. Dejad que la Señora bese el cuerpo de su Hijo, cadáver, en la cuna morada de sus brazos, por la tarde. Caído el sol, y ciegas las estrellas, a la pálida Madre, los cipreses la visten de amargura por la tarde. Cuidad que la Señora tome al Hijo y lo bañe en el cauce sin fondo de sus ojos por la tarde. Regalad al yacente, por sepulcro, el pecho de su Madre, para enterrar al Hijo predilecto por la tarde. Descorred las cortinas de sus ojos, gacelas sin paisaje, que acompañen el vuelo de su Hijo por la tarde. Dolorosa, que siembras en los hombres la semilla del Padre, haz que germine en nuestra tierra lieca por la tarde. CANCIÓN 51