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APARTADO PRIMERO: JESUCRISTO RENACER El tobogán del ocaso ¡Qué suavemente te deja en las orillas de Dios! Feliz el que lo comprenda. La noche está de parto en la mañana, tejiendo los pañales de la cuna; las estrellas, guiñándose una a una, van cubriendo la bóveda de grana. Meciéndose en arpegios de una nana, el alba se descuelga de la luna, y sus ojos, esquejes de aceituna, coquetean al día en su ventana. Cuando llegue el ocaso de la vida perdonando tu largo caminar, no te dejes hundir en el dolor, Ni te agobie, avecilla, la caída; la muerte no es el fin, es recalar en los brazos serenos del Amor. CANCIÓN 33
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