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CIENTO CINCUENTA LUNAS Higinio García, desconcertado, marchó a Playas y consultó con un padre veterano. El presbítero le recomendó orar por el difunto y le sugirió ofrecer una misa por el eterno descanso del papá... Y cesaron las apanc1ones. Telesforo Tomalá tiene 32 años, el pelo lacio y los ojos azorados. Llega a Playas con la mamá. Cuenta que le sigue el "malo". Una noche se le presentó un gato negro que le metió el susto en el cuerpo y le metió fiebre. Ve un gato y comienza a temblarle el cuerpo; y de noche pasan por su casa unos caballos negros y dos hombres cabalgándolos y le miran desde la ventana. La gente los ve pasar a las oscuras. Le imparto la bendición de San Francisco y le aseguro que desapare– cerán los gatos, los caballos y los miedos. Ni casio Gonzabay acaba de ajustar los 18 años; en la casa le dicen que está endemoniado. Los curiosos se apelotonan esperando alguna novedad: atisban la salida del diablo como una centella con sombrero de paño negro. Cuenta Nicasio que se le presentó un hombre gigante y se lo llevó empujándolo como un vendaval. Después le enseñó una tienda llena de objetos brillantes de oro y plata y le dijo: "Hijo de p ... , si no te mueres en tierra, vas a morir en el mar. Te voy a volcar la panga". Le entró un gran susto, le flaqueó el cuerpo y cayó desmayado. Nada más recuerda. Y termina: "padre, deme la hostia". Le doy la bendición de San Francisco. Tomás de la A. lleva una semana con suero. Comenzó con vómitos y descomposición la tarde del jueves 8 de noviembre. Me cuenta en secreto que esa mañana un cerdo negro le siguió durante cuatro horas. Se asustó. El cerdo entraba al agua y salía, hozaba y gruñía; le espantaba y le amenazaba con el machete; dos veces le tiró el acero pero el cerdo negro volvía. Al fin, se escondió, se zafó del animal y agarró una carrera

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