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FRANCISCO ÜSTÉRIZ LIZARRAGA Hoy se casa en Playas una pareja de Engabao. Antes de iniciar la boda ensayamos la fórmula que van a decir en el momento de la entrega y aceptación; y vamos leyendo despacio: Yo, (dice aquí su nombre) ME ENTREGO A n COMO Esroso... Ya dentro de la acción litúrgica y en el momento solemne del sacramento, el novio hace un esfuerzo y lee: Yo, Y AQUÍ DICE su NOMBRE... y sus palabras se escuchan en todos los rincones del templo. La gente se muerde los labios, otros están aturdidos por la estupidez. El joven está tan azorado que introduce la alianza en el dedo meñique de la novia. En laboda de Anastasio VeraRodríguez y FranciscaMariela de laA., el novio lleva prendido a la corbata un medallón de oro como un talismán. La novia no resiste la ceremonia y se pierde en la fórmula de rigor; vive el momento en un estado de gravidez muy avanzado. El sábado 2 de octubre del 89 se casa el sastre con la costurera con tan mala suerte que se va la luz y toca hacer la ceremonia en tinieblas. ¡Qué pena! Andamos con dificultad para enhebrar el hilo. Los novios dicenun sí categórico y salta el sacramento. ¡Dios bendito! Sábado 7 de julio de 1990. Toca misa y boda. Cada vez que pienso en esta población se me eriza la piel. Son 14 kilómetros desalmados que hay que salvarlos de noche; el carro padece indecible y el esqueleto tabletea inmisericorde. El templo está inundado de curiosos, es un mercado oriental; lloran los niños de pecho, los pequeños zapatean el pavimento, las señoras cuchichean en un murmullo sostenido, los perros andan sueltos por todo el lugar y por nada arman su ración de aullidos. Interrumpimos la misa en varios momentos; pedimos silencio, con– sideración, respeto. No tenemos parlantes. Consigo mantener los nervios hasta el final. Ya no resisto, se me

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