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CIENTO CINCUENTA LUNAS de jóvenes dedicados a explorar la Biblia: los Lobatos. Se hizo cursillista y animó al grupo de la comuna. Contaba que tuvo un sueño. Santos es parapléjico, vive el día en una silla de ruedas. Se le apareció un hombre pequeño, pelo largo, rostro fino y barba. Le dijo estas palabras: - Mañana quedarás absuelto de todo lo que tienes. Después -sigue el sueño- una niña de escuela a la que Santos atiende reforzando lo que aprende en el centro educativo, le entregó un lápiz que lleva en el lomo esta leyenda: "Dios recompens~á a todos los que son buenos". Este sueño le embriagó de gozo y le llenó de entusiasmo y aliento. De lunes a viernes atiende en la sala de su casa a un grupo de niños escueleros, hasta cuarenta de distintos grados, a quienes refuerza los conocimientos estudiados en la clase; pagan una módica pensión con la que mantiene la mesa familiar. Padece una extraña enfermedad provocada por un virus que le afectó el sistema muscular y el nervioso. Ha hecho lo que estaba en 1 sus posibilidades para vencer el mal, hasta someterse al curandero Robinson, un gringo alto y rubio que fungía de brujo y se estableció en la población con su esposa, una esmeraldeña a quien curó de una enfermedad bien grave. El gringo le aseguró que sumal provenía de una "maleza" y que le iba a curar a base de hierbas en tres meses. El hierbatero le engañó como a otros muchos incautos y un día se esfumó llevándose miles de sucres.

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