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GD FRANCISCO ÜSTÉRIZ LIZARRAGA Tiempos Litúrgicos En décadas pasadas las familias ordenaban su vida en tomo al calendario de los santos; asignaban a los hijos el nombre que traía. Quedan reminiscencias: todavía hay gente mayor que cree que las personas que mueren con nombre distinto se pierden, porque Dios solamente llama con el apelativo del santoral. El pueblo vive su propia liturgia cuyos goznes descansan en la navidad y el día de los finados. Estos dos extremos anudan la existencia y le dan un ropaje de misterio o le cercan de fatalismo. ¡¡¡Es tan juguetona la tarea de producir vida y tan ardua la tarea de morir!!! Entre alegrías y llanto vibra el hilo de la vida y se esfuma en la tierra del camposanto. Vivir para morir. La experiencia lo atestigua. Con la muerte termina todo. Nadie ha vuelto del cementerio. Sin embargo, en la memoria del pueblo viven unos hormigueos que hacen intuir que los muertos no están muertos del todo. Queda un sutil lazo familiar imbuido de temor; en el cajón del muerto se colocan, la ropa, los zapatos... para que pueda continuar el largo camino. Ciertamente que el viernes santo ocupa un lugar de relieve pero no así la pascua que pasa como un domingo normal, quizás con más expansión porque dispersa las fuertes emociones represadas en los días del calvario. La navidad es la fiesta de los niños y la familia. En la iglesia destaca el "nacimiento"; los niños se reúnen cada noche y hacen la novena de preparación. En lanochebuena grupos de pequeños, vestidos de pastores y zagalas, guiados por sus madrinas, acompañan a José y Maria en el templo una vez oscurecido. Durante largas horas cantan y bailan. En esa magia permanecen hasta que nace el Niño, las doce en punto. A esa hora
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