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CIENTO CINCUENTA LUNAS CD Algo de historia 1. Los hechos narrados en este escrito ocurrieron en la década del ochenta; en ella hubo dos inviernos extraordinarios (los del 83 y 87) denominados fenómenos del "niño" que deshicieron el frágil carre– tero que une Engabao con Playas. El acceso a la comuna se hizo extremadamente dificil; a veces hubo que viajar por la orilla del océano. 2. En diciembre del 84 llegó la "luz" desde la Empresa Eléctrica Santa Elena. Funcionaba una vetusta planta a diésel que racionaba la flaca corriente generada. 3. Celebré la primera eucaristía el 8 de agosto de 1982, fiesta patronal de San Jacinto; el arzobispo de Guayaquil, monseñor Bem_ardino Echeverría Ruiz, presentó las vísperas con bautizos y confirmas. A la entrada del templo encontré a un inmenso cholo chumado cargando un revólver en el bolsillo derecho de la guayabera abierta en canal; le rogué y conseguí convencerle que entregara el arma, que la guardaría en el sagrario (una caja de madera deteriorada y sin "especies") y le devolvería al terminar la misa; al fin, accedió al trato; permaneció dormido durante toda la liturgia. 4. Presidí y bendije los matrimonios desde septiembre de 1983 a julio de 1990. El sábado 7 de julio presidí la última boda. A partir de esa fecha suspendí las celebraciones por motivos pastorales. Es que el ambiente que se formaba se asemejaba a un mercado persa: las bullas d~ los numerosos e inquietos chiquillos, los comentarios de las féminas y el señorío de los canes que se adueñaban del recinto sagrado con más confianza e irr.espeto que los feligreses hacían sumamente dificil y, a las veces, imposible avanzar los tiempos de la liturgia y la eucaristía; y para colmo, a "capella", sin un triste micrófono.

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