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de Comunión General. Como el P. Fidel no estaba todavía preparado en la lengua, él celebró la misa en las dos ocasiones y el P. Jacinto predicó y fue explicando la ceremonia eucarística. Era uno de tantos modos de hacer apostolado en un barrio tan alejado de la parroquia. La misa del Cumplimiento Pascual adquiría en aquel barrio un tono festivo. Durante la cena de la víspera vino a nuestras mentes la pregunta de ¿vendrán los huks sabiendo que están la señora y su hijo? Ya se oía hablar de ellos; pero los hacenderos tendrían noticias de que todavía no se habían acercado a la provincia de Pangasinán. La señora Ángeles tenía su residencia en la Capital, Lingayén. Tenía interés por la parroquia de Bugallón; también había dado buenas contribuciones para la iglesia de Salasa y la procesión fluvial de Lourdes. En su memoria estaban los buenos ejemplos del P. Cesáreo. 2. En Bugallón había un hospital privado, el del Dr. Rodolfo Guiang; le ayudaban su esposa, también doctora, más una enfermera y un practicante. El Dr. Guiang se había especializado en América en enfermedades tropicales y tuberculosis; tenía las medicinas más moder– nas, como la penicilina. El hospital era de tipo rural en sus materiales de construcción, y de una sola planta; era de tipo familiar, pues los familiares de los enfermos se cuidaban de prepararles la comida y de otras necesidades. El Dr. Guiang era un católico practicante y bien formado en la religión católica. Cuando creía conveniente hacía llamar al Padre, a cualquier hora del día o de la noche. Tenía fe en la eficacia curativa o salvadora de los sacramentos, y la gente tenía fe en él. Las llamadas resultaban de dos a cinco al mes; a su hospital llevaban enfermos de los pueblos vecinos. Atendía con solicitud y sin cobrar a los Padres de nuestras tres parroquias o a visitantes de Manila. Ayudó mucho a la parroquia de Bugallón. Se daba cuenta del bien tanto espiritual como temporal que hacíamos, a pesar de las dificultades que teníamos que sobrellevar 96