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PRÓLOGO En este pequeño libro se relatan los 32 años en que a unos religiosos de la Misión Capuchina de Filipinas se les fue destinando a ejercer su apostolado en cinco parroquias de la provincia de Pangasinán. Su permanencia no fue igual en las cinco. La pastoral seguida en ellas tuvo unas características muy parecidas. El comienzo del apostolado realizado no dejó de ser hasta cierto punto providencial, habida cuenta del bien espiritual y material que allí se llevó a cabo, unido a los años que se prolongó, a pesar de que desde sus inicios no se siguieron las normas vigentes para hacerse cargo de parroquias. Para ello se exigía que el Superior Regular, consultados sus dos Discretos, hubiese hecho antes un contrato, en el que constasen las debidas obligaciones del Obispado y de la Orden, determinando tam– bién el tiempo de su duración, si por unos años fijos o por un tiempo indefinido. A pesar de esto, la pequeñamisión de los Capuchinos en Pangasinán continuó sin que los Superiores Regulares o los Custodios subsanasen el defecto de origen de la Custodia 1• Bien es verdad que en 1941 se dejaron dos de las parroquias, pero la retirada planeada no se llevó a efecto, hasta que el asunto se decidió a finales de enero de 1957, al término de la Asamblea General de la Visita canónica. A tenor de las condiciones de una de las Ordenaciones de la misma, el resto de la 1 En 1937 se abolieron todas las misiones "latiore sensu"; ese año Filipinas se convirtió en Custodia. 7

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