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Espirituales en Aguilar, llegó al P. Alberto de Urdiáin un telegrama comunicándole la gravedad de su padre. Él se fue a Manila a preparar el viaje. El P. Benito de Arraiz se quedó encargado de la parroquia y el P. Fidel se quedó en Aguilar para hacerle compañía. El P. Benjamín de Ilárduya continuó enviando al P. Fidel diálogos escritos enpangasinán como ayuda de conversación en diversas materias, las más comunes en la vida pastoral. Pero todavía tuvieron que sudarlo. El P. Benito asistía ya a los enfermos y confesaba en la iglesia valiéndose de unas preguntas previamente escritas. 3. El P. Jacinto de Erasun fue a Manila a despedir al P. Alberto. Él quedó nombradoVicario Foráneo "pro tempore" y trajo el nombramien– to de párroco para el P. Benito. Trajo orden oral de que el P. Fidel se quedase en Aguilar, hasta dos meses antes de que el P. Benjamín fuera de vacaciones a la Provincia. Los dos Padres que volvían a la patria llevaban ya 16 añ.os y meses en Filipinas. Se puede intuir que el pensamiento del P. Custodio erahacer cambios en las dos parroquias; 16 añ.os podrían significar un desgaste anímico que requeriría otros campos de apostolado sin tanto estrés como el producido por una larga perma– nencia en una parroquia de Pangasinán. OzJ

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