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Lingayén. Mons. Madriaga le manifestó su gran aprecio por nuestros Padres y su deseo de que nos encargásemos de otras parroquias. El día 24 fue la despedida de Pangasinán. El P. Provincial quedó gratísimamente impresionado de la labor auténticamente misional lle– vada a cabo por los tres Padres, de la cuidadosa asistencia espiritual a sus feligreses y del buen concepto de que gozaban ante la gente por su vida ejemplar. Terminada la Visita de Filipinas, tanto el P. Provincial como el P. Custodio quedaron con la idea de que se continuase aquel modo de vida misional en ayuda de un Obispo necesitado de clero; esto deducimos por el modo de proceder de ambos Superiores. Vuelto el P. Provincial a Navarra, una de sus primeras preocupacio– nes fue la de formar una expedición a Filipinas: llegó a la Provincia el día 3 de agosto; a finales de noviembre ya la tenía formada. [Ju

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