BCCCAP00000000000000000001206
Al embarcar en Barcelona para Filipinas, su intención era trabajar y morir en una misión, China o la que fuese, pero que fuese una misión viva. Era su firme decisión que expresó en este rotundo quinteto: "Yo de Navarra a ultramar, y de ultramar a ultratumba. Cuando mi cuerpo sucumba quiero que tenga su tumba a mil leguas de mi hogar" 105 • Estos sentidos versos quedaron en la memoria de los misioneros de Filipinas y de Pangasinán, como un eco que llamaba a seguir el ejemplo que él dejó, sobre todo, a los de Pangasinán. Silueta espiritual del P. Cesáreo de Legarla. El P. Bienvenido de Arbeiza dejó escrito el siguiente retrato del P. Ce– sáreo 106 : "Este ilustre misionero de Pangasinán, a quien la gente recuerda con cariño mezclado de veneración, poseía un espíritu gigante encerrado en un cuerpo endeble y ruinoso... Emprendedor e innovador por naturaleza, no le asustaba el trabajo, ni el sacrificio, pero le gustaba el cambio, la novedad, ceremonias al aire libre... , peregrinaciones, veladas... Hubiera deseado predicar con un potente altavoz... recorrien– do las cinco partes del mundo. Por eso en sus cartas habla de misionar en China, en Rusia, etc., etc. A los dos años de estar en Bugallón, escribía al P. Superior: creo que si no me dan compañero, pronto tendré que renunciar a la parroquia. Me dicen que me busco demasiado trabajo y a mí me parece que el trabajo me busca a mí y no tengo voluntad para negarme". El cronista conventual es el P. Ricardo de Lizaso. 105 Véase ARBEIZA, Bienvenido de, Reseña de los Capuchinos .en Filipinas, pág. 276. 71
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz