BCCCAP00000000000000000001206

En otra poesía 50 el P. Cesáreo abunda en los mismos ideales; he aquí un fragmento de ella: Es mi ideal el ideal sublime que trajo Dios cuando a la tierra vino... Yo no busco ni fama, ni riquezas; hombres busco por Cristo redimidos. En las selvas umbráticas de América, o en los pobres islotes del Pacífico, de tal modo quiero pasar mis días, que, de mi vida al deshilarse el hilo, suba el alma a los cielos rodeada de infieles por mi celo convertidos y el cuerpo baje a miserable tumba, que pueda con verdad llevar escrito: Aquí yacen los restos de un Navarro, misionero católico, que vino venciendo montes y burlando mares, a traemos la fe de Jesucristo. Sufrió por convertimos mil trabajos, sed, ultrajes, calumnias, hambres, fríos, y al final de su vida fatigosa una mano cruel le dio el martirio. ¡Dios lo tenga en su gloria! Su recuerdo será siempre en la tierra bendecido". Así era el santo y acendrado ideal del P. Cesáreo que no temía el martirio, si ocurriese en su seguimiento. Hemos visto en el asunto de las Escuelas Privadas cómo el P. Ce– sáreo, aun siendo extranjero, se lanzó a su defensa contra los abusos del Vice-Gobernador General y su señora, en la Prensa y en la Cámara. so Poesía publicada en Verdad y Caridad, marzo de 1925. GD

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz