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ciento los varones que los recibían anualmente, ni del diez por ciento las mujeres. Y en cuanto a la Santa Misa, únicamente un ocho por ciento, en su mayoría mujeres, la oían dominicalmente". "Para remediar este estado de cosas, además de la predicación continua, sirviéronse los párrocos del fomento y fundación de asociacio– nes piadosas... Reavivaron en primer lugar el Apostolado de la Oración (primeros viernes), que era casi la única asociación que existía anterior– mente y fundaron luego la Cofradía de Nuestra Señora de Lourdes, los Boy-Scouts, los Caballeros de San Isidro y otros (los de San José, en Aguilar). El fruto en las mujeres y en las jóvenes ha sido consolador, pues son ya muchísimas las que se acercan a la sagrada mesa (también en los hombres se va notando el cambio). Sin embargo, el fruto no ha correspondido todavía a las esperanzas ni a los desvelos; por eso, aprovechando la proximidad del Congreso Eucarístico Internacional de Manila, se trabaja por llevar a los hombres y a los niños al sagrario... Y es de creer que el entusiasmo, con que todos los filipinos están preparan– do el Congreso, será premiado por Jesús Sacramentado con la gracia de atraer a los hombres al Sacramento de su amor...". Instrucción catequética. "La instrucción catequética de los niños ocupó desde el principio la principal atención de los nuestros. En los primeros años... establecieron la catequesis dominical en la iglesia... y organizaron catequéticamente las escuelitas que, para enseñar a leer y escribir, mantenían en los barrios algunas personas privadas. Se basaban en el Catón; lo que leían en lengua pangasinán eran libros católicos, pues no había otros. Los maestros o maestras de Catón recibían una remuneración de los padres de familia que no podían enviar a sus hijos a las escuelas del Gobierno debido a las distancias, etc. "Estos dos últimos años el Gobierno ha dado facilidades para enseñar catecismo en las escuelas; para ello hay que obtener la firma de los