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enviar más personal, se continuaría, si no, se dejaría Pangasinán. Seis meses más tarde, en la Asamblea General con ocasión de la Visita del P. Florencio de Artabia, había propuesto el P. Fidel en suponencia tomar una parroquia más en Pangasinán; con ocho padres sería más fácil su administración y traslados de personal. Pero la Asamblea había tomado la decisión de implantar la Orden como obligación primordial de la Custodia; la decisión quedó plasmada en una de las Ordenaciones de la Visita. El P. Custodio, ante las dificultades para empezar, había hecho notar la falta de personal y de medios. Para la primera etapa (el Seminario Seráfico) los había; pero a los tres años había que empezar el Noviciado y al siguiente el Coristado 160 • Pero aún así, el caso es que a las tres parroquias que se tomaron a cambio de dejar Pangasinán, sólo se enviaron cuatro religiosos sacerdo– tes; harían falta seis, o cinco sacerdotes y un hermano. ¿Por qué no envió la Provincia una pequeña expedición para formadores? ¿Urgía el envío de personal a Texas y Sudamérica? Por ahí habría que buscar la respuesta a las preguntas arriba formuladas, teniendo además en cuenta la dificultad del aprendizaje de una o dos lenguas y otras razones personales. Ante este cúmulo de circunstancias se dio prioridad a la implantación de la Orden. De todos modos las parroquias que se tomaron en la Diócesis de Lucena eran más difíciles de administrar que las de Pangasinán, por distancia a Manila, comunicaciones, etc., etc. Si añadimos a esto las distancias entre ellas, para los religiosos destinados a aquella región no era tan fácil reunirse tranquilamente una vez al mes para comunicarse 160 Los tres primeros años se estudiaba latín y otras materias complementarias. Los tres primeros profesos fueron un sacerdote, un corista y un hermano. Los tres quedaron en la comunidad. El P. Fernando de Dima dio clases de Filosofía (1°) al corista. Esto en Tagaytay. 130

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