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trabajo normal programado de la enseñanza del catecismo, que termina– ba con la confesión y comunión de los niños. Como se ha dicho 142 , se había empezado la enseñanzadel catecismo en el Barrio de Pangaskasán; más tarde se empezó en el de Lagít. En el de Pangaskasán, para las confesiones (siempre por la tarde) iba el P. Fidel y se quedaba a dormir allí; la misa de comunión era al día siguiente, hasta que se permitió la misa por la tarde; entonces iban los Padres Jacinto y Fidel. No consta en esta reseñaque el párroco de Binmaley llamaratambién a los párrocos de Salasa o Bugallón para las confesiones de los niños de los barrios más poblados de su parroquia. Más tarde también se ayudó desde Bugallón al párroco de Nagelgél en las confesiones de los niños de su escuela de Lasip. 3. Entre las ventajas hay que mencionar que conforme iban avanzan– do los años 50 y el aumento de la población, fueron mejorando los caminos vecinales y el acceso a los barrios, aún al de Pangaskasán. Por causa de la destrucción de \llanila por la guerra del Pacífico y la emigración a la Metrópoli, no fueron pocos los obreros cualificados de la construcción que aumentaron sus ingresos enManila- Quezon City. El movimiento de bugallonenses a Manila fue en aumento. A lo cual se añadió el creciente número de estudiantes que más tarde hicieron carreras superiores en las grandes Universidades de Manila y Quezon. Todo ello tuvo una lenta repercusión en el aumento de los ingresos de arancel por bautismos, bodas y funerales. Pero mientras se abrían nuevas perspectivas, hubo que sufrir las condiciones adversas por el clima y las enfermedades. En la estación de las lluvias eran más frecuentes la gripe y las afecciones pulmonares, debido a la humedad de las viviendas pobres y a la falta de una alimentación adecuada, pues coincidían con los dos meses anteriores a la cosecha del arroz, en que el cosechado el año anterior escaseaba ya, 142 Véase Cap. XII, Empieza la retirada de los Huks. 111

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