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Aguilar. Quemaron la Presidencia, un edificio de materiales mixtos; no pudieron hacerse con el dinero de tesorería porque el tesorero huyó con la llave de la caja-fuerte, hacia el límite de Bugallón. Quemaron el mercado y se dedicaron al pillaje. Por lo visto el comando no tenía órdenes de dañar nada de la iglesia ni del convento. Era su táctica respetar los edificios de la Iglesia y a los Padres, a no ser que tuviesen algo en contra de alguno en particular. En el caso de Aguilar parece que quisieron dar una broma, o una advertencia quizá, a los Padres. Así, pues, se acercaron al convento y llamaron a la puerta a gritos, diciendo que había un muerto; se asomó un poco el P. Pastor de Arráyoz y al momento uno de ellos hizo una descarga de fusil, que no le tocó. El P. Benito de Arraiz recogió lo que tenía de más valor y salió a la huerta, que está detrás del convento; luego pasó a una casa contigua. Pasado el tiempo en que los Huks calcularon que llegarían las fuerzas de la Constabularia, se retiraron al cercano bosque de la Cordillera. El día 2 de mayo el P. Benito fue temprano a llevar en su jeep a un herido al Hospital General de Dagupan, distante unos 40 kilómetros. El P. Pastor, celebrada la misa, fue a Bugallón a comunicar lo sucedido 131 • El P. Benito cedió al ayuntamiento los bajos del convento para que instalase allí sus oficinas. Mucha gente del Barrio de Baybay (Aguilar) se refugió en los bajos del convento. Muchos de los barrios de Bugallón cercanos al monte se trasladaron a lugares que juzgaron más seguros. Otros de los mismos barrios estaban en el barrio, por lo menos de día, para atender a las cosechas. La gente de la Hacienda se trasladó al barrio de Umanday, a dos kilómetros escasos de la Población de Bugallón, donde cumplieron en grupo su cumplimiento pascual. Hubo unos meses que un grupo de niños de la escuela de Lagit, ocuparon los bajos del convento de 131 Cfr. HuARTE, Florencio, Noticias de Filipinas, pp. 296-297.

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