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treinta y dos de comunidad, pero sucede que no hallándose contentas de vivir en soledad, sino que deseando estar dentro de la población, han gestionado cerca del Ayuntamiento para que les venda el exconvento de San Francisco de ésta, y habiéndose hecho la tasación, asciende a más de catorce mil duros, sin contar la Yglesia, que no ha sido tasada porque ya estaba concedida para el culto público desde muchos años atrás; pero las Cortes dieron una ley hacia el año 1877 ó 1878 concediendo la propiedad de este edificio al Ayuntamiento de esta ciudad para emplearlo en los usos que tuviera por conveniente, y también para venderlo en pública subasta. Ahora pues, sería una desgracia para la religión que este Ayuntamien– to sacase a pública subasta el tal convento, excepto la Yglesia, y que lo compraran los seglares en vez de los religiosos o monjas. Ruegue V. en unión de otros santos religisos para que el Señor no pemita tal cosa. Ocurre ahora otra circunstancia. Hace sobre cinco años que el Illrno.Sr.Obispo de Pamplona me nombró Confesor ordinario de la citada comunidad de religiosas Agustinas, pues tienen otro capellán que solamente les celebra la santa misa todos los días, pero sin facultad para confesarlas. Y esta circunstancia de ser confesor ordinario me ata las manos para mezclarme ahora en este asunto del tal convento de San Francisco, que tanto apetecen las Monjas. Pero mi corazón desea que se instale comunidad de religiosos Franciscanos y que las Monjas estén donde están ¡Ay, si hace dos años hubieran gestionado VVs.en este sentido, como yo deseaba tanto, ¡qué fácilmente lo hubiéramos conse– guido! Puesto que entonces nadie presumía que valiese tanto el convento y hubiéramos conseguido que el Municipio hubiera concedido a la Orden Seráfica el uso del edificio, y con el tiempo nadie se hubiera apercibido de subasta ni leyes de Cortes... Pero mi R.P. no se acobarde su espíritu ente tales dificultades: .Non turbetur cor vestrumnequeformidet. .. Esperanza en Dios, oración y más y más oración para vencer esta turba de contrariedades que el Infierno suscita, pues ya sabe el grande bien que resultaría de una comunidad para evangelizar en esta Ciudad y su contorno y en gran parte del alto Aragón 68

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