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cesaron nuestras gestiones, hace algunos años respecto de la adquisición del dicho ex-convento y hubimos perdido la esperanza de obtener resultado favorable al logro del objeto de nuestrss diligencias, han sobrevenido a nuestros conventos muchísimas atenciones que nos imposibilitan hoy para aceptar la cesión del edificio con que ese Exmo.Ayuntamiento quiere favorecemos" 24 • 3 O. El lector habrá notado cómo el Provincial de Cantabria incluye en su respuesta un elemento, que ya conocemos: Habían existido gestiones en años anteriores para hacerse cargo del convento; fueron iniciadas por los sangüesinos, encabezados por Don Eladio Navarro, pero quedaron truncadas, al aparecer otras aspiraciones, que hicieron mella en el Ayuntamiento. El dato volverá a aparecer posteriormente en la docu– mentación. Fue suficienteparaque los superiores de Cantabriaabandonasen la empresa, tanto más que les llovían las peticiones de fundación y restauración. Para desengañar a los sangüesinos, el P.Dañobeitia sugería que podía manifestar a todos la no aceptación del convento; más aún, "pueden VV.apelar a otros medios, si así lo juzgan oportuno, para que ese ex-convento seahabilitado por religiosos de otra Orden, ya que no puede serlo por nosotros, al menos por ahora". El Provincial de Cantabria no podía ser más explícito, transparente y noble. Renunciaba a su convento y dejaba abierta la puerta para que pudiera ser ofrecido a otra Orden religiosa. Primera intervención del capuchino Fr.Guillermo de Cáseda 31. Don Eladio Navarro gestionaba el asunto del convento de san Francisco con notoria diligencia. Recibida la respuesta del Provincial de Cantabria, el mismo día 1 O de junio de 1895 se decidió a llamar a otras puertas, tal como se lo sugería dicho Provinéial. Acudió al P.Guillermo de Cáseda, superior del convento de capuchinos de Pamplona Extramu– ros, persona de gran peso en la diócesis de Pamplona y en la Provincia 24 El original de esta carta del Provincial de Cantabria se halla en ACSFleg.11sinfol 28