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excepción, pues debería realizarse en el convento de Barcelona, a petición de las autoridades gerundenses como recuerdo y homenaje al Santo (Siglo XIV). La Crónica de los XXIV Superiores Generales después de San Francisco presenta extractos de los escritos más próximos al Santo: Crónica de Ce/ano y San Buenaventura, Crónicas de Salimbene, Espejo de perfección, Las Florecillas, Leyenda de los tres Compañeros... y por consejo del Cardenal Ehrle, Prefecto de la Biblioteca Vaticana, se consultó los escritos de Angel Clareno, Historia de las tribulaciones. Nuestra Crónica aduce también hechos históricos recogidos de labios de compañeros del Santo y no contenidos en las colecciones primitivas. Parece que la Crónica de los XXIV Generales quedó terminada en su mayor parte antes de 1369, es decir, ciento cuarenta y tres años después de la muerte de San Francisco (1226). Comencemos por la escena de las uvas y el hambre del franciscano: "En el Camino de Santiago, en el pueblo de Sant Celon, entre Barcelona y Gerona, sucedió que el compañero de San Francisco sintió hambre y se introdujo en una viña en busca de algunos racimos, comiéndoselos. El guarda de la viña le quiso obligar al pago de una multa, pero nadie llevaba dinero; el compañero le dio en cambio su hábito de franciscano. Como San Francisco le rogase la devolución de tal prenda, el guarda se negó y lo llevó al dueño de la viña. El Santo de Asís, humildemente pidió al dueño el hábito, y el dueño se sintió movido de compasión; devolvió el hábito y convidó a los dos frailes a cenar. Durante la cena y después, habló San Francisco de Dios tan devotamente, que el dueño concibió una gran admiración hacia ellos y les pidió que, mientras él viviese, todos los Hermanos debían pasar por su casa donde hallarían comida y alojamiento. Dijo Francisco: "Me agrada, hágase como tú quieres. Aquella casa fue la Casa de Hermanos. Como después de cierto tiempo muriese el protector y amigo, el pueblo de Sant Celoni murmuraba de que no venían los franciscanos al funeral del amigo, pero he aquí que aparecieron repentinamentedoce franciscanos entrandoen la iglesia,cantandomelodiosamente: todos quedaron admirados. Se les preparó una comida, pero desaparecieron misteriosamente. En su recuerdo, se construyó un albergue en Sant Celoni, donde fuesen atendidos los Hermanos transeúntes hasta nuestros días. 28 . Descripción de la familia Grau donde se hospedó San Francisco a su paso porGerona, volviendo de Compostela; tradición que aparece escrita en el archivo de Gerona, ciento cinco años después de la muerte de San Francisco. 58

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