BCCCAP00000000000000000001203

muy marcadas, y se debe de tener en cuenta todo esto, pues la malaria es uno de los elementos principales en la evolución de la salud de San Francisco" 24 • No estaba el peregrino para volverse a Italia y debió ingresar en uno de los hospitales santiaguistas, probablemente en Logrofio, Espafia. Cada peregrino tenía derecho en las hospederías santiaguistas a un pan de medio kilogramo diariamente, medio litro de vino, buena pitanza de caldo y carne, y en los viernes y sábados, vigilias y cuaresmas, abadejo · o sardinas, huevos y leche, y siempre concluía la refección con suficiente ración de queso. A los que llegaban enfermos, se les asistía con olla de ave y de camero, frutas y otros regalos, medicinas y cuidados hasta su curación total. Al salir de las prisiones de Perusa, Francisco había captado esta enfermedad, según el profesor Aldo Capelli; se recuperó gracias a la sobrealimentación esmerada y al carifiomaternal; era lo recomendado en los hospitales santiaguistas, pues el peregrino era el mismo Cristo. Atención sanitaria "Para el servicio del hospital, hay un médico, apoticario, cirujano y barberos; limosnero y sus criadas que guisen la olla de la cocina; las Seroras y sus criadas que ponen la mesa, hacen las camas, lavan la ropa y reparten las raciones. Las monjas y beatas y sus criadas, que asisten a los enfermos, remiendan y repasan la ropa del hospital y las vestes, jubones y calzas de los pobres peregrinos, y los boyateros y acemileros necesarios para los servicios del hospital y el acarrear la leña que se gesta, a ím de hervir el agua y escaldar (desinfectar) el atuendo de los romeros y tener calientes las salas, refitorios y dormitorios... Son más de sesenta mil las raciones que se reparten cada año y más de treinta mil los pasajeros que se detienen en el hospital" 25 • Algo de este espíritu maternal debió experimentar Francisco en el hospital riojano en tierras fértiles de buenos rebafios, buen pan y mejor vino. Las hospederías y hospitales santiaguistas eran muy ecuménicos. Jamás se preguntaba al peregrino por sus creencias; así lo afirma el egregio navarro, Ximénez de Rada, Arzobispo de Toledo, en su poema dedicado al hospital de Roncesvalles, en lengua latina y en versos equivalentes a nuestra cuaderna vía: 34

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz