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seres humanos. Y puesto que no le veo proporción a mi colaboración personal y a los buenos resultados obtenidos en tan poco tiempo, doy por hecho que quienes roturaron y sembraron con sus durísimos trabajos y su vida esa heredad, son los que merecen el aplauso definitivo. Los hombres como yo, con nuestras limitaciones y fe interrogativa, es justo que pasemos a la historia con la leyenda -provocativa y atípica- de haber sido la Singular Mano Izquierda de Dios. Manila a 5 de diciembre de J 996. Fuentes escritas consultadas: - Fecunda Parens, cincuenta años de vida. Edic. Verdad y Caridad. Pamplo– na, 1950. - La Provincia Capuchina de Navarra-Cantahria-Aragón. Edit. Verho Divi– no. Estella, 1975. - Archivo Proyecto China. Manila. 67