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Epílogo. Las páginas anteriores las feché en Manila un día 11 de mayo de 1995. Han pasado diecinueve meses y es tiempo de completarlas con últimos acontecimientos. El día 29 de noviembre, fiesta de todos los Santos de la Orden, el Ministro Provincial de Filipinas, Fr. Joseph Nacua recibió como capuchi– no de votos perpetuos en su residencia de Yütumiao (después de las debidas licencias), al sacerdote D. Pedro Wang You, de setenta y seis años, y como postulante al sacerdote, vicario de Pingliang, D. Paulo Lu Fang, de 28 años. El mes de abril de este año 1996, visité de nuevo Pingliang. El Padre Nicolás Han decide de momento retrasar su entrada en la Orden por cuanto hay intereses mucho más importantes respecto a su persona en la diócesis. En cuanto a los otros seminaristas la decisión de ser capuchinos es casi unánime, con el beneplácito del obispo que siente que ello puede constituir una gran fuerza espiritual y también un punto de atención muy sensible para la Orden. Existen casos como el de Indonesia, donde el clero es en su mayoría capuchino, sin que ello produzca roces en la marcha de la Iglesia y con los obispos que pertenecen al clero secular. De esta visita me quedó el interrogante acerca del noviciado para los futuros postulantes. A ellos se les exige cumplir las normas, aunque haya que adaptarlas de alguna manera a la forma de vivir del pueblo chino y sus circunstancias. Pero tampoco obtuve respuesta, ya que en esa nación dominada por el comunismo, un día se hila con lana y otro con algodón, seda o esparto. Mientras tanto el obispo había traducido la Regla y las Constitucione1-i al chino y le pedí que las publicara lo antes posible, ofreciéndole los medios. Al postulante lo dejé en manos de D. Pedro y su vieja sabiduría. Finalmente el día 21 de noviembre, hace solamente tres semanas, viajé a Kansu bajo tormentas de nieve y noches heladas. D. Pedro me había avisado en una carta a Joseph Nacua: "Si pater Juan Santos iterum in Sinam, caveat quia attendctur". Dos veces he sido visitado por la policía 65