BCCCAP00000000000000000001202

Troadio, por su parte, me aceptaba incondicionalmente y "de todo corazón. Quiero que sepas que estoy contigo". También en su paso de vacaciones, recibí en Hong Kong la visita del padre Manuel Remírez de Ganuza y de Mateo Goldáraz, quienes me trajeron la buena voluntad y el deseo de colaboración de Filipinas en esa empresa de la Orden en China. filipinas se iba animando. El Provincial de Navarra aceptó el hecho de mi traslado a Manila para los fines que el General exponía en su carta-obediencia. Uno de estos días recibí una carta del padre Pedro Wang, en la que me comunicaba que Mons. Ma Ji estaba muy enfermo, y que había dos seminaristas mayores que querían ser Capuchinos. El día 23 de noviembre de 1992 envié un informe, resumiendo mis trabajos ymis propuestas, al padre Provincial de Navarra y su Definitorio. Navarra debía mantener en la medida de sus fuerzas su compromiso histórico con la Diócesis de Pingliang. Nuevo viaje a Pingliang (1993) Cerrado Hong Kong sólo me quedaba cumplir con la voluntad del padre General y volar aManila. Pero antes decidí subir a Pingliang y hacer una visita. El 3 de febrero de 1993, en el frío invierno regresé a Kansu. Como novedad, visité Yütumiao, donde hallé al Sr. Obispo muy enfermo, según él, con un cáncer de pulmón (confirmado, y negado más tarde por los médicos). El sacerdote Jacobus Zhan había fallecido a causa de su cadera rota. Una sencilla operación habría bastado para curarlo; pero no tenían medios. D. Pedro Wang había regresado a Pingliang. Lanzhou quedaba abandonado a las religiosas. Nuevamente el Sr. Obispo me habló de los seminaristas: "Deseo vivamente que se hagan Capuchinos, y deseo que los Capuchinos regresen a mi Diócesis. Para ellos lo mejor. Todo y de todo corazón, como de corazón somos aquí todos Capuchinos e hijos de San Francisco. Escríbale a su padre General y hágale saber estos pensamientos". 50

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz