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Yo se lo hice escribir en un papel y se lo entregué al Pronuncio en Hong Kong. La visita de fray Dositeo a Pingliang fue muy importante como testimonio de amor de la Orden, y para afianzar mi presencia. Contacto con sacerdotes y seminaristas Fue a partir de estas fechas cuando yo tuve que volver a recordar mi olvidado latín, comenzando a enviar cartas a Pingliang, iniciando una pequeña carrera de proyectos y ayudas que poco a poco iban tomando forma. Esas cartas mías serán la muestra en el futuro de hasta qué punto de degradación puede llegar una lengua mal aprendida. olvidada y luego asistida con el oxígeno de un diccionario. Pero por escrito no tenía otro medio de comunicarme. Ante mi situación sin definir, escribí ai Ministro General para que dieran alguna solución, y mientras tanto permanecí con los Menores en Hong Kong. El 7 de marzo, tras la sesión definitoria! en Roma, se me comunicó: "El hermano Juan Santos Ortiz de Villalba pasará a vivir con los hermanos de Manila, permaneciendo en contacto con la Comunidad China, a fin de que no se extinga la llama, y con miras a la entrada a China". Me pedían que contactara con el Provincial de Filipinas para ver si me aceptaban, y eventualmente, en qué condiciones. A continuación debía poner al tanto del asunto al Provincial de Navarra para saber su parecer. Mientras tanto, ante las oportunidades que se me presentaban viviendo en la fraternidad de los Menores en Hong Kong y las facilidades que ello suponía para el Proyecto China, pensé que quizá me convendría quedarme algunos años más en esa ciudad y en ese sentido volví a escribir a Roma y a Filipinas. Esta alternativa se esfumó sola, cuando el padre Moscardó me explicó las triquiñuelas caseras del último Capítulo de los Menores en Taiwan, y me dijo que a fin de año se cerraba la casa y él pasaba a España. 49
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