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madurando la idea. Eran distintos; funcionaban de otra manera. Troadio estaba por China, eso seguro; otra cosa era que se decidiera a escribir cartas o diera un sí definitivo, no muy en consonancia con los cánones mentales de un oriental. Pero existen muchas maneras de manifestarse, y Troadio, con su apoyo y su venida a Macau conmigo, lo había hecho decididamente por el sí. El conjunto de la Provincia de Filipinas, aceptaba ya el proyecto con mayor simpatía; pero seguía indeciso, sin tratarlo como algo propio en sus asambleas generales. Mi presencia en Mandaluyong fue muy importante en el cambio de actitud posterior de los hermanos. De la actitud de los nuevos superiores de mi Provincia me llamó la atención el que me ofrecieran lo menos posible. En realidad la carta del Ministro Provincial, que no comprendí, me dejó sorprendido y solo. En el informe del día 1 de agosto de 1990 presentaba al Ministro General una visión resumida de mi viaje a Pingliang. "l.- En China hay actualmente un fuerte proceso de acercamiento a Roma, y muchos obispos y sacerdotes van perdiendo el miedo al gobierno comunista. Oficialmente pertenecen a la Iglesia Patriótica; pero son reconocidos por Roma. Hay otro número de obispos que llevan sus propios casos en proceso y que pasan por las manos del Pronuncio, con el máximo secreto. En la actualidad de 90 obispos solamente hay unos 15 reconocidos por Roma (el dato no era exacto ni mucho menos; pero aún considerando esta inexactitud mía muy normal entonces, la realidad actual nos da una idea de cómo ha avanzado la normalización del clero llamado Patriótico. Hoy los obispos reconocidos son la fuerza mayor. Hay muchas dificultades y no es precisamente la menor, la actitud de algunos obispos "subterráneos" cuya cabeza es dura en exceso e intolerante). Ahora mismo hay persecución, y varios sacerdotes están en la cárcel. Yo pienso que los obispos chinos le va haciendo el juego al Gobierno con picardía y astucia por amor a sus cristianos. Ellos son fieles a su fe, son valientes y aman la unidad con Roma. La desean con sinceridad. A Ma Ji, que es a quien más traté, lo vi como hombre de Dios, plenamente humano, amable y pastor. Pero es verdad que también hay recelo y voces bajas en las conversaciones. :Ko se fían de las orejas sueltas. 37

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